En nuestro artículo anterior sobre cosas relacionadas con la psicología o la simple vida diaria, llamado ¡Mentirse para ser feliz! – El Efecto Mandela en las personas desde una óptica diferente , hacíamos referencia a ese desconocido suceso o evento nombrado como el «Efecto Mandela».

Hoy, nuevamente hablaré de algo parecido, que pudiera tomarse como un complemento del anterior, ya que el anterior artículo nos invita a no creer ciegamente en nuestros recuerdos, sobre todos los negativos por qué pudieran ser falsos. Y esté nos invita a asumir los negativos eventos pasados, presentes y futuros como parte integral de nuestra felicidad. Por ende, el Tema de hoy es sobre la Felicidad. Tema que esta muy de moda en todas las sociedades, culturas y países, sobre todo en aquellos países donde la situación de vida no es muy buena para las mayorías.

¿Cuantos de nosotros, hoy en día, no andamos tratando de mantener un estado anímico positivista, ya sea por motivación personal o presión social? ¡Muchos! ¿Cierto?. Sobre todo por que vamos a estar claros, a nadie le gusta un pesimista o quejón al lado todo el día dando lastima.
Ahorita todo es «La onda del pensamiento positivo». Onda que nos vende que siempre debemos estar alegres, con sonrisa y entusiasmo al máximo. Leyendo u asimilando cuanto manual de auto-ayuda, guía espiritual, consejo de transformación personal y profesional esté a nuestro alcance. O compartiendo, cuanta imagen con frase motivadora o frase sabia de antiguo o reciente pensador, sabio o influencer consigamos.
Emprendimiento, Independencia, Reinvención, Liderazgo, Emoción positiva, Pasión al máximo. Estás y un montón más de palabras que nos hechan encima mediante discursos que nos exhortan a arriesgarnos para hacer realidad nuestros más ideales sueños, abandonando nuestro monótono modelo de vida, que muchas veces con frecuencia, queda reducido a la máxima prioridad de educarnos, alimentarnos y vestirnos, incluyendo a nuestra pareja e hijos.
Hasta aquí, nada malo, para la mayoría. Yo, inclusive hoy en día he reformulado, mis propios paradigmas de vida, basados en está especie de «Búsqueda de la Felicidad» mediante el Pensamiento positivo. Pero, sin olvidar, mi filosofía pasada que yo podría resumir en «No hace falta lograr grandes cosas o bellos momentos para ser feliz, hasta lo malo debe ser motivo de felicidad»., ya que aún los momentos de fracasos, derrotas o tristeza deben ser elementos motivadores posteriores para sentirnos plenos y realizados.
Análisis
Para darme a explicar mejor citare a Rafael Euba, psiquiatra del King’s College London, el cuál explica en este artículo hallado en el sitio The Conversation, que:
“La felicidad es una idea abstracta sin base biológica y sin equivalente en la experiencia humana real.”
“No estamos diseñados para ser felices, sino para sobrevivir y reproducirnos, como todas las demás criaturas del mundo. Una persona satisfecha no se mantendría en guardia ante las posibles amenazas para su supervivencia, así que los estados de satisfacción permanente no existen en la naturaleza”.
Y al prestigioso científico cognitivo Steven Pinker, que en este artículo hallado en el sitio El País, expresa lo siguiente:
“Tendemos a prestarle mayor atención a las noticias negativas que a las positivas porque nuestro cerebro está hecho para alertar en primer lugar de los peligros, y una mala noticia, como ocurre con ellos, puede poner en riesgo nuestra vida”.
Estas idea centrales, más sus artículos nos deja fácilmente como producto del análisis que la idea de los extremos nunca es buena, y menos ideal. Ya que ni estar todo el día paseando nuestras ideas o invirtiendo nuestro tiempo sobre situaciones negativas exageradas (nubes negras sobre nuestras cabezas) como tampoco hacer lo mismo sobre situaciones positivas ilusorias o sin base real (lanzando flores al viento) soló por que sí, o producto de un mensaje social, comunicacional o político.
Conclusión
Debemos entender a profundidad que la tristeza, el dolor, o lo malo vivido no es necesariamente algo negativo, sino que puede ser un signo de una vida plena o el simple y cotidiano vivir.
Lo cuál, nos debe indicar que luchar contra estos elementos para que no se presenten de nunca o de forma eventual en nuestras vidas, puede resultar un esfuerzo vano, en realidad. Ya que lo más sano, siempre será tener una adecuada forma emocional de responder a los mismos, no el evitarlos o resistirlos.
Así que, por tristeza, dolor, o pena no sintamos ni vergüenza ni derrota, lloremos si queremos llorar y sigamos disfrutando de los episodios buenos y malos que nos depara la vida.
Gracias por tus comentarios…